Oscura
monótona sangre
Editorial
Tusquets
184
pag.
Comentario de Luis Rodríguez:
Comentario de Luis Rodríguez:
Le
estoy muy agradecido a la industria editorial porque ha puesto en mis
manos cientos de libros sin los cuales mi vida, estoy seguro, hubiera
sido distinta. Comprendo que es un negocio y que el editor hace lo
que puede, como el fontanero, el escayolista y hasta el agrimensor;
si convoca un premio literario y eso le ayuda a vender, qué; si el
premio, en aras de esa venta, es “dirigido”, qué le vamos a
reprochar; a mí tampoco me gusta que me digan cómo debo hacer mi
trabajo, porque sin duda, como le pasa al editor, me mueven la
experiencia y mi capacidad.
En
el año 2005, una editorial que nos gusta, Tusquets, convocó su
primer premio de novela. El premio fue declarado desierto, dijeron
que la calidad de las obras presentadas no respondía a su exigencia,
qué bien. En el 2006, los miembros del jurado tuvieron más suerte y
premiaron una buena novela, una novela excelente, Los
ejércitos,
de Evelio Rosero. En el 2007, otra destacada, Balas
de plata, de
Elmer Mendoza, pero en el 2008 volvió a quedar desierto. Estábamos
ante un premio riguroso e imperturbable al cierzo empresarial.
En
el 2009 lo ganó Sergio Olguín (Buenos Aires, 1967) con esta Oscura
monótona sangre.
Sergio es un escritor de la casa, no importa, también lo es Fernando
Aramburu, que lo consiguió el último año. Sergio describe un
descenso a los infiernos, tampoco importa; antes las novelas trataban
de un viaje, una pasión, un delito o el paso del tiempo, ahora
preocupa eso que llaman “lado oscuro”. Sergio mantiene el ritmo
narrativo, cosa de mérito, pero Oscura
monótona sangre
no es una buena novela. El dice en alguna entrevista que se fijó en
Simenon y su sencillez expresiva para presentarnos un perfil
argentino, un empresario hecho a sí mismo, hablarnos de los
cartoneros, la corrupción y el deseo, para recorrer sus calles.
Sergio ha confundido concisión y sencillez con facilidad y falta de
ambición. Simenon escribió obras perdurables en una semana; Sergio,
que no es Simenon, empleó tres meses en escribir esta obra; no hacía
falta que lo dijera al final, se nota.
Quizá
el que este premio fuera declarado desierto el primer año tenga otra
lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario