martes, 3 de noviembre de 2015

Azaña será ejecutado, la historia de unos anarquistas que buscaban la utopía con el arma de la cultura.

Presentación: Miércoles 4 de noviembre a las 19h 



Subido en la plataforma de madera, el índice izquierdo apuntando a un cielo ceniciento, padre alzó la voz: “¡Campesinos de Luque, jornaleros! ¿Por qué en algunos pueblos como el mío no hay escuelas, pero sí cuarteles de la Guardia Civil?” —gentes sucias, sin afeitar, gentes como nosotros, le escuchaban con la boca abierta; yo me preguntaba si querían conocimientos o alimentos—.
 
Empecé a coleccionar sentimientos extremos: en un frasco guardé, doblada en varios pliegues, la última página del Werther, de Goethe; en otro, un trozo de madera del carro donde padre pronunció su último discurso, un atardecer invernal en Valsequillo; rocalla del barracón modernista de Cuatro Caminos en el que vi mi primera película; una astilla del barco que me mostró el mar por vez primera, yendo de Cádiz a Ceuta, entre miedos y mareos; una carta de Clara con un pétalo de rosa y una sola palabra: “Gracias”; una pestaña de madre…
 

—Ayer leí que los Gobiernos de Francia, Alemania y, sobre todo, Estados Unidos están utilizando el cine para vender al mundo su modo de vida capitalista. El presidente Hoover dice que allí donde llegue una película americana venderán muchos más autos americanos, muchas más gorras y muchos más gramófonos. El cine es uno de los símbolos de la burguesía capitalista, igual que los bancos. ¿Acaso no intentamos atracar bancos? ¿Por qué carajo no vamos a gritar en una película para propagar ideas anarquistas?

David Durán vive en el Madrid de principios de los 90. Trabaja en una tienda de fotocopias a la que un día acude una mujer de aspecto frágil. Quiere tres copias de la novela que acaba de escribir. Sin embargo, un mes después la mujer no ha vuelto todavía y David decide presentar el libro a un premio.
La novela de Laura habla de un grupo de anarquistas en el barrio de Cuatro Caminos del Madrid de finales de la Dictadura de Primo de Rivera y principios de la II República. Entre esos anarquistas, algunos son violentos y otros intelectuales, utópicos (quieren cambiar el mundo con la cultura). El cine, que por aquellos años dejó de ser mudo para empezar a hablar, será utilizado para transmitir consignas (en los subtítulos de algunas películas mudas, en los primeros doblajes…). En el barrio también vive Ramón y Cajal, que tendrá un papel destacado en la trama. La lucha entre la violencia y el idealismo, la sinrazón y la cultura, hará que un grupo de anarquistas intente asesinar al presidente Azaña.
Azaña será ejecutado fue finalista del premio de novela Ciudad de Badajoz en 2009 y ha sido reelaborado para esta edición.

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