sábado, 31 de marzo de 2018

Filosofía para una vida peor, por Oriol Quinana. Punto de vista editores



Hace unas semanas hice la pregunta en Facebook ¿Cuántos filósofos profesionales (Licenciados) hay con ganas de tomar un café? (Es una pregunta seria). Nadie la tomó en serio, o no hay ningún filósofo que tenga Facebook o le guste el café. Este libro es un breviario del pesimismo filosófico del siglo XX. Para muestra solo hay que ver las horas que se dedican a la filosofía en los institutos actualmente. Podríamos ser cínicos y pensar que los ministerios de educación no quieren que pensemos ¿no? ¿Tal vez hemos cambiado la filosofía por los libros de autoayuda? ¿No sería mejor leer a los clásicos? ¿O aquellos que vivieron para despejar las dudas del alma? Aquí llegamos a la conclusión de que no hay posibilidad de un futuro mejor, a la historia de la humanidad me remito. A partir de este punto todo es utopía: Y la utopía es la que hace que todo lo que pensamos que debería ser, se convierte en imposible por definición. Ayer en la peluquería pensé que debía afeitarme la barba todos los días y que en la cabeza no tenga ya casi pelos. Utopía: Voy a cambiar las leyes biológicas. A partir de ahora el pelo de mi barba pasará a mi cabeza y el de mi cabeza a la barba. Listo. Acabo de solucionar mi calvicie y demostrarte que es imposible un mundo mejor. Así que mientras tu cuerpo aguante, sé feliz.
En su debut editorial, Oriol Quintana ofrece un ensayo de divulgación filosófica que, como todo buen libro de esta disciplina, admite diversos niveles de lectura. Por un lado, se trata de un ameno repaso a los que pueden ser considerados los filósofos más influyentes del siglo pasado; por otro, ofrece el autor una divertida refutación de los libros de autoayuda que, con su optimismo fácil y su exagerada confianza en las posibilidades y recursos del ser humano, terminan por presentar una visión distorsionada de la existencia; visión que choca casi frontalmente con los que esos mismos autores expusieron.
Por ende, hallará el lector en este libro justamente lo que el autor jugaba a esconder: unas orientaciones vitales verdaderamente útiles, porque, tal como se dice en el primer capítulo «la filosofía bien hecha siempre es un consuelo para el alma y una ayuda para vivir», especialmente si pretende distanciarse de aquellos libros «que dan por sentado que estamos destinados a la felicidad».
Por sus páginas circulan autores como Cioran, George Orwell, los supervivientes de Auschwitz Primo Levi, Jean Améry y Viktor Frankl; los existencialistas Heidegger y Sartre; el psicólogo Abraham Maslow (que el autor pretende refutar) y el escritor Julian Barnes; todo ello rematado por un capítulo final dedicado a la filósofa francesa Simone Weil. A lo largo de la exposición se pueden hallar también sorprendentes y numerosas referencias a la cultura popular, como un análisis del género cinematográfico Zombie, o el frecuente uso del fútbol como metáfora. Cada capítulo se cierra con un breve Consultorio del Profesor Pessimus, con divertidas dudas a las que este personaje, reverso oscuro del típico autor de libros de autoayuda, contesta, argumentada e invariablemente, que no.

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