Las cosas que perdimos en el fuego. Mariana Enríquez. Anagrama
El mundo de Mariana Enriquez no tiene por qué ser el nuestro, y, sin
embargo, lo termina siendo. Bastan pocas frases para pisarlo, respirarlo y no
olvidarlo gracias a una viveza emocional insólita. Con la cotidianidad hecha
pesadilla, el lector se despierta abatido, perturbado por historias e imágenes
que jamás conseguirá sacarse de la cabeza
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