Dog Soldiers
Dog Soldiers
Trad.
Mariano Antolín e Inga Pellisa
Libros
del Silencio
430
pag.
Comentario de Luis Rodríguez:
Durante toda la lectura de Dog Soldiers he tenido en mente un libro
con el que no guarda relación alguna: Los
guerreros del oro (Crítica, 2005), donde dos periodistas americanos,
Sterling y Peggy Seagrave, nos hablan de lo peor de los japoneses y siguen las
huellas de las riquezas saqueadas hasta la segunda guerra mundial. La evocación
no tiene nada que ver con los estilos, que son distintos, ni la calidad,
abundante en ambos; además, el primero es ficción, el otro no. Los guerreros del oro, entre muchas
virtudes, dibuja con una nitidez que sobrecoge la nefasta cangrena que se
extiende por todo lo que tocan los bienes ilegítimos, cómo el peso de la maldad
contenida en ellos solo pueden soportarlo manos malvadas, las otras no lo
resisten y cuando lo reciben involuntariamente son cercenadas.
Dog Soldiers es la historia de un
paquete de tres kilos de heroína y su onda expansiva, una fábula moderna. John
Converse, un periodista de poca monta que envía crónicas a periódicos y revistas
americanos de escasa tirada, compra la heroína en Saigón y la envía a su esposa
Marge por mediación de su “amigo” el marine Ray Hicks.
Hace tiempo leí en alguna parte que
una herida no se cura si no está en contacto con células sanas. Un alijo de
droga, la violencia intencionada, la extorsión, cuando encuentran seres como los
que recorren esta novela mantienen la temperatura como en un nido. Stone nos
habla de esas personas, de la codicia y la fragilidad, del precio pagado por una
felicidad comprada, inmediata, nada exigente, una felicidad que no juzga y es
generosa, tanto como despiadada en sus consecuencias.
Los personajes mencionados, pienso
ahora en Marge y su trabajo de cajera en un cine pornográfico, con páginas
excelentes, los tremendos Danskin y Smitty, protagonistas de una línea que debe
figurar en el canon literario, su jefe, Antheil, transitan Dog Soldiers dejando una estela de muy
buenos diálogos sobre una América que ya carga con la experiencia de
Vietnam.
Robert Stone (Nueva York, 1937),
huérfano de padre e hijo de una madre esquizofrénica, se crio en un orfanato.
Estuvo en Vietnam y es periodista. Dog
Soldiers ganó el National Book Award, uno de los premios más reconocidos en
los Estados Unidos, en 1975.
Y, por favor, si leéis este libro, que
os recomiendo vivamente, no miréis el comentario del editor, porque es uno de
los ejemplos más claros de esa puñetera costumbre de contar el argumento de la
novela, patrimonio exclusivo del lector.
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