Lost in translation (Again), por Ella Frances Sanders. Libros del Zorro rojo.
El
origen de este libro está en un post que escribió en 2013 Ella
Frances Sanders (con
solo 19 años, cuando era colaboradora del blog Maptia) sobre 11 palabras
intraducibles al inglés procedentes de distintos idiomas y que pronto se
convirtió, para asombro de esta joven, en viral. En vista del éxito del
artículo, Random House quiso convertirlo en un libro, y así nació un año más
tarde, y con unas decenas de palabras más (52 en total), Lost in
translation, publicado en España por Libros del Zorro Rojo.
Si
la literatura es, en muchas ocasiones, capaz de describir sensaciones o
pensamientos que somos incapaces de poner en palabras, este libro va un paso
más allá, recopilando palabras que, por sí solas, son capaces de contener
frases enteras, y expresar fenómenos tan abstractos o concretos que ni siquiera
habíamos pensado que pudieran caber en un diccionario.
Lost
in translation resulta un
curioso compendio ilustrado de términos en ocasiones impronunciables, pero
también hay un par que son bastante populares, como la palabra
japonesa Tsundoku,
que significa “comprar un libro, no leerlo y dejarlo apilado sobre otros libros
no leídos”, o como la portuguesa Saudade,
que la autora define como “un vago y constante deseo por algo o alguien
que no existe, o que alguna vez quisimos y perdimos”
Hay
palabras con significados muy poéticos, como la sueca Mangata (el reflejo
de la luna, como un camino, en el agua) o el término del tagalo
(Filipinas) Kilig (la
sensación de tener mariposas revoloteando en el estómago), y hay otras palabras
más prosaicas como Tretar (también
sueca) que se refieren a tomar una tercera taza de café, o la finesa Poronkusema, que es
la distancia que un reno puede recorrer sin descansar.
Si tuviéramos
que escoger las palabras que más nos han sorprendido o gustado, nos quedamos
con Iktsuarpok, término
inuit para describir el acto de salir continuamente para comprobar si alguien a
quien esperas está llegando; Resfeber,
sustantivo sueco para referirse al inquieto latir del corazón de un viajero
antes de emprender el camino; y Trepverter,
nombre yidis que define la frase o respuesta ingeniosa que se te ocurre cuando
ya es demasiado tarde para usarla.
En
el post original estaba incluida una española, Sobremesa, pero lógicamente en esta edición no
se incluye. Sí hay palabras de los idiomas más extraños, como el tulu (India),
wagiman (Australia), bantú nguni (Sudáfrica), junto con otros idiomas mucho más
extendidos como el alemán, francés, ruso, japonés…
Más
allá de la faceta original, sorprendente y divertida de este libro, resulta
interesante observar la capacidad del lenguaje para estructurar
nuestro pensamiento, la riqueza cultural que nos muestra la multitud de
idiomas repartidos por todo el mundo, y el hecho de que todos
compartimos los mismos sentimientos y preocupaciones, aunque no
tengamos una palabra, de cinco o de veinte letras, para definirlos en nuestra
lengua materna.
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